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miércoles, 23 de junio de 2010

"El fin justifica los medios" ó “haiga sido como haiga sido”

ME LLAMO MAQUIAVELO

“El fin justifica los medios” es una sentencia inmoral y cínica que nunca expresó el florentino Nicolás Maquiavelo, lo que él quiso decir, es que “El Príncipe” debe tener visión y cálculo para contemplar los escenarios futuros, prever y anticiparse ante los desafíos de un mundo cambiante.

Cada que alguien quiere justificar la inmoralidad de sus acciones, dice cínicamente “el fin justifica los medios” o se expresa vulgarmente, fue “haiga sido como haiga sido” y entonces los ignorantes dicen: “¡Eres muy Maquiavélico!” pues no saben, que para Maquiavelo, los fines políticos eran inseparables del "bien común".

Y en el 2006, Fox nos aplicó su interpretación moderna de la “Razón de Estado” y de forma inmoral usó la fuerza y poder del Estado para traicionar al pueblo Mexicano, que un día creyó en la democracia y manipulado por la idea de “el cambio” le dio el voto. Este sujeto ignorante, inmoral y sínico, violentó las reglas electorales y al amparo del poder, solicitó a los mexicanos por todas las vías “que no cambiaran de caballo, solo de jinete” después descaradamente expresó “…perdí en el desafuero, pero 18 meses después me desquité, con el triunfo de mi candidato” (12 de febrero 2007).

Violeta es muy poco creativa para poner nombres, para asignarme uno se pasó mucho tiempo pensando, tratando de inspirarse, sí ella tuviera hijos, seguramente tendría que pedir ayuda, porque no sabría cómo ponerles. Hay dos libros que siempre tiene en su escritorio, “El principito” del escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry y “El Príncipe”, sí se siente un poco triste, o necesita un consejo, abre al azar una página de El principito, pero cuando necesita entender algo sobre la política hace lo mismo pero con El príncipe.

El día que se le ocurrió ponerme Maquiavelo, estábamos viendo la tele, en espera de los resultados electorales de la Elección Federal, Denise Maerker, entrevistó a Felipe Calderón y cuando lo interrogó sobre la guerra sucia emprendida contra Andrés Manuel López Obrador y las circunstancias fraudulentas de la elección de 2006, cínicamente contestó: "como dicen en mi pueblo: “haiga sido como haiga sido”. Lo que importa es hacerse del poder, el fin justifica los medios.

Violeta acertada y premonitoriamente dijo: “¡Qué Dios nos agarre confesados! Porque está a punto de caernos en mal plan, la maldición de haiga sido como haiga sido” estaba muy preocupada e indignada. El país no podría resistir la voracidad y saqueo sexenal panista, sabía que como muchos no podría sobrevivir económicamente, porque la permanencia de la derecha en el poder implicaba la continuidad del proyecto económico neoliberal y con ello, vendría más pobreza, desempleo, impuestos, crisis económica, aumento de precios, pérdida de poder adquisitivo, aumento de la inseguridad etc.

La angustia y miedo de Violeta, se podía sentir a unos cuantos metros, entonces se sentó, respiro profundo y tomó su desgastado ejemplar de El principito, buscando alivio y leyó “Mi flor... soy responsable... ¡y ella es tan débil y tan ingenua! Sólo tiene cuatro espinas para defenderse contra todo el mundo...” su estado de ánimo empeoró, me tomó entre sus manos, con suavidad y ternura comenzó a acariciarme, cerró el libro y lo puso en su lugar, ¡De pronto¡ como iluminada, sonrío y dijo: “te llamarás Maquiavelo, porque pase lo que pase, siempre podré dialogar contigo y me sentiré aliviada, además eres el único ser que puede verme y conocerme, así como Maquiavelo pudo ver y hablar de los hombres, tal y como son y no como debieran ser, ¡Lindo gatito! Sé que puedes ver el fondo de mi alma”.

La experiencia de Nicolás Maquiavelo, se ve reflejada en toda su obra, llegó a conocer profundamente el corazón de los hombres, sabía que cualquiera puede ser seducido por el deseo de poder, los vicios y las pasiones. Violeta pudo reconocer en mí, que la observaba y estudiaba con esmero, tratando de escudriñar en su naturaleza y corazón.

¡Mi violeta! Y lo digo así porque los gatos adoptamos a quien nos ama y les somos fieles, ella pareciera que tiene un sexto sentido, pues percibe lo que muchos no pueden, es como si hubiera sido felina en otra vida, la piel se le eriza cada vez que siente el peligro, no se angustia ante la oscuridad y a veces prefiere apagar la luz y hacer cosas como tender la cama o peinarse con los ojos cerrados, muchas cosas de ella me desconciertan, en tantos años de convivir, no he podido terminar de conocerla, no hay nada dicho, cada día a cada segundo, Violeta está siendo.

Puedo ver a violeta desnuda, al natural, es un ser transparente, siempre veo su corazón, pero solo tengo acceso a sus pensamientos cuando me inmiscuyo en lo que escribe o habla.

Maquiavelo es un iluminado, que a partir de su experiencia y madurez política pudo aproximarse a develar la naturaleza del poder, en forma por demás desnuda y realista, en su obra más leída, describe cómo conquistar y sostener el poder político de manera segura, su obra ha sido criticada, mal interpretada sin contemplar el contexto. Él era un hombre bueno, preocupado por el destino de Florencia y de Italia. Sabía que en cada hombre se esconde un príncipe, dispuesto a salir, ante el embriago del poder, pero “El Príncipe” es la figura del jefe del Estado.

El famoso y criticado libro de El Príncipe, está rayado y desparpajado, Violeta tiene anotaciones por todos lados, post, papelitos de colores, porque ve en ello, la posibilidad de encontrarse con Maquiavelo y dialogar, ella escudriña en la experiencia acumulada en las cortes europeas y su contacto con príncipes, en busca de una explicación sobre el acontecer de la vida política cotidiana.

Mi violeta es estratega de comunicación, se asoma siempre a la obra de Maquiavelo porque encuentra explicaciones sobre las decisiones gubernamentales, el carácter de los hombres de Estado y los alcances de sus actos políticos entre muchas cosas más, que el genio pudo explicar y adelantar a su tiempo.

En muchos aspectos la realidad de la sociedad mexicana es casi Medieval. Maquiavelo escribe su obra en el contexto de El Renacimiento, cuando el poder de la iglesia comenzaba a separarse del poder civil, donde la espiritualidad del hombre se había reducido a la vida individual y había fortalecido su voluntad, e iniciado la búsqueda de la libertad, el Estado comenzaba a concebirse como poder civil.

Maquiavelo era partidario de la libertad y la consideraba una virtud del Estado, pero veía en la corrupción, el principal enemigo. Él siempre se esforzó, en comprender el problema de la soberanía, como se conserva, se adquiere o se pierde.

Don Nicolás fue el primer analista y consejero político, sabía calcular las situaciones, valores, conducta y dinámica de las cosas, pues pensaba que siempre se puede actuar sobre el mundo a partir de nuestras acciones, sin perder de vista la búsqueda del bien común.

A tres años del fraude electoral del 2006, parece que los mexicanos no han comprendido, las consecuencias que tiene tolerar el fraude electoral y permitir la imposición de un gobernante espurio. Violeta no se equivocaba, al decir que nos ha caído la maldición del “haiga sido como haiga sido”, porque los daños colaterales nos están alcanzando, el Estado dos declaró irresponsablemente la guerra, pues haciendo cuentas una minoría apenas representativa del padrón votó por Calderón (de 71,374,373 inscritos en el Padrón, sólo 15,000,284 “le dio su voto a Fecal”, el resto se abstuvo o votó por otra opción).

Don Nicolás nunca ambicionó fortuna ni poder, Violeta ha encontrado en sus libros la posibilidad de salvar su espíritu, un lugar donde puede estar a salvo por un momento y ser invulnerable al infortunio y perversidad de los hombres que monopolizan, la delincuencia y poder del Estado.

Violeta vuelve a la realidad, con fuerza y claridad, consciente de que el cambio comienza en uno mismo, en un esfuerzo sobrehumano abandona la comodidad de la pasividad y el individualismo, porque sabe que el cambios social solo puede ser significativo sí es contundente y colectivo.

Haiga sido como haiga sido, aunque me queda grande el nombre, me llamo Maquiavelo.

Carta de Maquiavelo a su amigo Vettori 1513

En mis tierras me estoy y desde mis últimas desventuras no he permanecido, juntándolos todos, ni veinte días en Florencia... Me levanto con el sol y me voy al bosque mío que están talando, donde paso dos horas, inspeccionando los trabajos del día anterior y conversando con los leñadores, que siempre tienen algún pleito entre ellos o con sus vecinos...
Y dejando el bosque, me dirijo a una fuente, y de allí al sitio donde dispongo mis trampas para cazar pájaros, con un libro bajo el brazo: Dante, Petrarca, o uno de los poetas menores, como Tibulo u Ovidio. Leo de sus amores y pasiones que, al recordarme las mías, me entretienen sabrosamente en este pensamiento. Tomo luego el camino de la hostería, donde hablo con los pasajeros y les pido noticias de sus lugares, con lo que oigo diversas cosas y noto los varios gustos y humores de los hombres.
Llega en esto la hora del yantar, en el que consumo con mi familia los alimentos que puede dar esta pobre tierra y mi menguado patrimonio. Después de haber comido, vuelvo a la hostería, donde con el posadero están, por lo común, un carnicero, un molinero y dos panaderos. Con ellos me encanallo jugando a los naipes o a las damas, de lo que nacen mil disputas e infinitas ofensas y palabras injuriosas, y lo más a menudo se combate por un centavo, y hay veces que desde San Casciano se nos oye gritar. Y en esta piojería he de zambullirme para que no acabe de enmohecérseme el cerebro, y para desahogar esta malignidad de mi suerte... Al caer la noche, vuelvo a casa y entro en mi estudio, en cuyo umbral me despojo de aquel traje de la jornada, lleno de lodo y lamparones, para vestirme ropas de corte real y pontificia; y así ataviado honorablemente, entro en las cortes antiguas de los hombres de la antigüedad. Recibido de ellos amorosamente, me nutro de aquel alimento que es privativamente mío, y para el cual nací. En esta compañía, no me avergüenzo de hablar con ellos, interrogándolos sobre los móviles de sus acciones y ellos, con toda humanidad, me responden. Y por cuatro horas no siento el menor hastío; olvido todos mis cuidados, no temo la pobreza ni me espanta la muerte: a tal punto me siento transportado a ellos todo yo - tutto mi trasferisco in loro -. Y guiándome por lo que dice Dante, sobre que no puede haber ciencia si no retenemos lo que aprendemos, he puesto por escrito lo que de su conversación he apreciado como lo más esencial y compuesto un opúsculo "De Principatibus", en el que profundizo, hasta donde puedo, los problemas de este tema qué es: "la soberanía, cuántas especies hay, y cómo se adquiere, se conserva y se pierde".

domingo, 13 de junio de 2010

EL DÍA QUE ADOPTÉ A VIOLETA



Violeta es maestra universitaria, se dedica a dar clases y a hacer investigación en comunicación política, ella se considera una estratega de comunicación, aunque vive modestamente, es una persona de éxito, tiene todo lo que desea, es feliz con su trabajo y el resto de su vida.

Ella es bastante ermitaña, tiene muchos amigos, no sale mucho, pero el día que se va de parranda es de carrera larga, no fuma, no le gusta el alcohol, pero después de las fiestas llega directo a bañarse para no apestar la cama y a pesar de ello no se salva de la cruda.

Desde que la conozco nunca la he visto aburrirse, siempre tiene cosas que limpiar, comida que hacer, libros que leer, gente con quien chatear, familia y amigos con quienes hablar por teléfono, tareas que calificar, hace aretes para regalar, se pone a bordar, por supuesto me atiende, me baña y tiene años que está tejiendo un vestido rojo y van varias veces que lo desbarata y vuelve a comenzar.

Durante las vacaciones se va de paseo a visitar a la familia, por eso todos los días, me saca a pasear como si fuera perro, me amarra una correa de hurón, quiere que me acostumbre a que la gente me acaricie y a estar solo cuando sea necesario.

La primera vez que la acompañé a ver a su familia, me escondió en su bolsa, era tan pequeño que nadie se dio cuenta, cuando llegamos a su casa, su hermana mayor, me hizo cariños, me asustaron un poco sus perros, porque se acercaron a olerme.

Al otro día nos fuimos a casa de su mamá, una casa en un pueblo minero, bastante limpio, en la zona del desierto potosino. Ese día que llegamos, Violeta me llevó al monte, es lo primero que hace siempre que vamos, está ansiosa por oler el perfume que desprenden los matorrales.

La vista siempre es maravillosa, el cielo se ve como si estuviera más cerca, ese día mientras caminábamos había unos perros salvajes vigilando un cactus y en la punta un gatito asustado, ya cansado, lastimado y deshidratado. Mi violeta levantó unas piedras, espantó a los perros y se acercó al gatito y lo bajó del cactus, estaba totalmente engarrotado y espinado.

Mi Violeta, estaba conmovida, había humedad en sus ojos, se llevó al gatito, le ofreció agua y comida, lo estuvo limpiando, le puso curitas, yo estaba un poco celoso, pero al ver lo flaco y lastimado que estaba, concedí que ella lo acariciara. Esa noche no dormimos, Violeta se quedó platicando con sus hermanos, al otro día fuimos a dejar al gatito cerca de dónde lo habíamos encontrado, aún estaba asustado, lo seguimos hasta que vimos que se metió a una casa.

En nuestro segundo día de vacaciones, Violeta me dejó totalmente libre yo encontré un buen lugar para tomar el sol, de lo cansado que estaba me quede dormido en la orilla de las cortinas, la bastilla cubría mi cuerpecito por completo, cuando ella regresó del mercado, me estaba buscando como desesperada, estaba muy apesarada de que me hubieran atrapado los perros salvajes, se puso a buscarme por todos lados, fue al monte, estaba casi llorando, se puso muy contenta cuando me vio aparecer entre las cortinas.

En esos días fuera de casa, vi el gran amor que hay en el corazón de Violeta, supe desde entonces que ella siempre me sería fiel, que me va a cuidar y proteger toda la vida. Desde entonces procuro hacerle caso y trato de calmarme cuando me hace hacer cosas tan desagradables como viajar en el maletero, yo que más diera por volver a viajar en su bolsa, en recompensa cuando vamos a su pueblo, me quita la correa y nos vamos a caminar al monte, libres como el viento.

Han pasado los años muy rápido, esa niña termino por convertirme en su alumno, yo la veo de reojo, cuando chatea, poco a poco fui aprendiendo a leer y escribir, siempre me siento a un lado de su computadora, para poder estar dormido mientras tengo un ojo atento a lo que hace en internet. Ella me hace cosquillas bajo la barbilla, me seduce y en tono de burla me dice -“¡Como y me da un sueñoooo, despierto y me da un hambreeeee!”, sin sospechar que su tranquila mascota husmea entre todos sus asuntos privados.

Mi Violeta, prepara sus clases, escribe y cotillea. Escribe una idea, y si no le gusta, se brinca un renglón y la vuelve a redactar, tiene la mala costumbre de no acentuar las palabras, así que regresa el cursor, borra la letra y pone acentos, posteriormente lee en voz alta lo que escribió para ver sí la idea se entiende. Es una verdadera lata, ¡No la soporto! lee lo que escribe primero en voz alta y va bajando el volumen hasta murmurar.

Con el tiempo y de tanto escucharla, terminó por gustarme la política y el análisis de las estrategias de comunicación y hoy como buen alumno me propongo escribir sobre ello, pero cuando no haya algo interesante de qué hablar, publicaré las cartas sexosas que le escriben sus enamorados, podría ponerme celoso de lo que le escriben, pero estoy tranquilo, porque Violeta está esperando a el amor de su vida y no está interesada en tener solo sexo. Para ella el sexo no tiene sentido si no está presente el amor.

El día que vea un prospecto que amenaza con robarme el corazón de mi Violeta, estaré muy pero muy celoso.

martes, 8 de junio de 2010

CON CAUTELA, LOS PRIMEROS PASOS

Mi madre fue abandonada en una caja de cartón unas horas antes de parir en medio de un camellón del Periférico y Tlalpan, un 2 de julio de 2006. Ese día pasaba por ahí una chica, que al ver a mi madre, se compadeció, agarró la caja y se la llevó a su casa.

Se le salían las lágrimas de la indignación, pues no podía creer tanto maltrato hacia los animales.

Esa tarde Violeta nos hizo una casita provisional en el patio, puso un arenero, un plato con agua, comida y mantas calientitas, mi madre comenzó a parir, era una gata vieja y experimentada, sabía qué hacer, aunque estaba muy débil porque tenía días sin comer.

Ese día en la noche, violeta fue a asomarse y vio con gusto que habían nacido tres gatitos, entre esos yo. Así pasaron los días, cuando fue el momento Violeta nos llevó con el veterinario y con el tiempo les buscó dueño a mis hermanos, a los pocos meses mi madre murió de vieja y sólo quedé yo.

Violeta es maestra, estudió ciencias de la comunicación, es una mujer independiente, pero viaja mucho durante las vacaciones. Cuando estaba recién nacido, le gustaba esconderme en su mano, y luego me compró una correa y me sacaba a pasear como si fuera perro, ella quería que me acostumbrara a la gente y que no me diera miedo ir en el maletero, pues quería llevarme con ella a todos lados.

Y así fui creciendo, y sin perder mi esencia de gato, muchas veces le hago travesuras y uno que otro desastre, pero por lo general me porto bien, porque Violeta cuando se enoja me mira muy feo.

Violeta hace investigación en comunicación política, cree que un mundo mejor se puede construir a través de la comunicación. Me puso el nombre de Maquiavelo, porque uno de sus libros favoritos es “El príncipe”, ella habla mucho conmigo de sus cosas y yo siempre estoy a un lado de su computadora porque me gusta sentir el aire calientito que desprende.

Ella me ha dicho que me puso Maquiavelo porque mientras todos los clásicos de la teoría política hablaban del hombre ideal y el deber ser. Maquiavelo habló del hombre tal cual es, traidor, despiadado, egoísta etc. Dice que los gatos ven en realidad a los seres humanos tal y como son.

Con el tiempo he convivido tanto con mi ama, que por eso la política me comenzó a gustar, me hago el dormido, pero siempre estoy al pendiente de lo que dice, de las páginas que visita, de lo que escribe, de las personas que la visitan.

Recientemente comencé a escribir y hacer todo lo que Violeta hace, claro a sus espaldas, ella es una estratega de comunicación, realiza investigación en comunicación política, pero cuando se va, aprovecho para ver sus archivos, leer sus libros, explorar por internet y chatear.

Está vez he decidió escribir un blog, intentando hacerle honor a mi nombre, recuerden que soy un gato, que escribe una columna de opinión e intento hacer análisis de la realidad a mi alcance.